El uso de las bombas de gas y de los concentradores de oxígeno debe estar sujeto a la supervisión médica. En ningún caso deben ser utilizados por cuenta y riesgo del paciente. Ambos sistemas tienen la misma finalidad. Sin embargo, existen ciertas diferencias:
- Concentración de oxígeno. Los tanques rellenables aportan oxígeno en una concentración del 99,5 %. Los concentradores, por su parte, suelen aportar entre un 90 y un 95 %. Pero en ningún caso menos del 82 % (1).
- Flujo de oxígeno. En ambos sistemas, el caudal de oxígeno que llega al paciente es regulable. Cuantos más litros por minuto de oxígeno genere el concentrador, menor será su nivel de concentración.
- Costo. Los generadores de oxígeno consumen relativamente poca energía. Entre 280 y 600 W (vatios) dependiendo del modelo. Los sistemas que emplean oxígeno licuado o a presión no precisan electricidad para funcionar. Pero el costo de rellenar los envases es muy alto.
- Idoneidad. El uso del generador no se recomienda a ciertas personas. Por ejemplo, a quienes se le haya prescrito un flujo de oxígeno mayor de 5 litros por minuto.
- Calidad de vida. Los concentradores de oxígeno con batería son una gran opción. Permiten que el paciente pueda salir de casa y hacer una vida normal. Raramente superan los 6 kg. Además, muchos pueden conectarse también al mechero del coche. Los concentradores más grandes se llaman estacionarios. Disponen de ruedas para moverlos más fácilmente.
